Tarjetas revolving, el consumidor tiene la última palabra

Las tarjetas revolving tienen una forma de trabajar que ha resultado ser una trampa mortal para muchos consumidores. Se ofrecen inicialmente con un crédito bastante limitado y una cuota muy baja y los clientes van disponiendo del fondo según lo necesitan. Cuando pagan sus recibos mensuales, una parte va a parar al pago de los intereses y otra a la deuda. Pero la parte de la deuda vuelve a ofrecerse a crédito por lo que nuevamente se puede disponer de este dinero.

El problema viene cuando el crédito aumenta, pero las cuotas continúan siendo muy bajas. Y, sobre todo, cuando los intereses son abusivos. En estos casos, el cliente puede estar pagando prácticamente solo los intereses y en algunos casos ni tan siquiera el total, por lo que la deuda aumenta más y más incluso pagando todos los meses sin fallar jamás en un pago.

Dado que no sabes realmente cuántas veces has utilizado el dinero ni los intereses que pagas, porque te presentan solo el porcentaje mensual, muchos clientes que no entienden de este tipo de productos creen que están bajando su deuda cuando en realidad no es así y un buen día se quedan sorprendidos al conocer el importe real de lo que tienen que abonar.

En los casos en los que estos intereses son excesivos según la jurisprudencia ha estimado, es posible reclamar por usura y exigir lo que se ha pagado de más. Incluso exigir que la deuda desaparezca según los casos. Para saber si han pagado intereses abusivos, hay que contactar con abogados reclamaciones tarjetas revolving vigo que nos dirán qué documentación necesitamos presentar, analizarán nuestro caso y nos dirán si procede reclamar y la cantidad que se puede exigir al banco.

Evidentemente, habrá que ir a juicio, pero en muchos casos merece mucho la pena el esfuerzo, porque las cantidades a recuperar son muy altas. Muchos abogados trabajan a comisión, por lo que no es necesario adelantar ninguna cantidad, lo que hace que sea todo mucho más seguro para el cliente.

Estas reclamaciones es posible llevarlas a cabo incluso si ya no se tiene la tarjeta porque se ha pagado la deuda en su momento. Solo hay que tener acceso a los documentos necesarios para demostrar el contrato que se tuvo con la entidad financiera y el importe de los pagos realizados por el cliente.