Una sorpresa 

Nuestra madre cumplía 80 años y queríamos hacerle una gran sorpresa. Pero no es fácil poner de acuerdo a una familia, sobre todo cuando somos ya tantos miembros. La idea era que todos nos reuniéramos en un restaurante y darle una gran sorpresa. Algunas personas no iban a poder venir por residir en otra ciudad o por alguna cuestión de trabajo, pero, sumábamos más de 30 personas. La cuestión era llevar a nuestra madre sin que ella sospechase que se trataba de una fiesta sorpresa.

Conocemos bien a nuestra madre y sabemos que no es mucho ni de regalos ni de sorpresas, y que lo que más le gusta es ver a la familia reunida. Así que ese iba a ser nuestro regalo. Bueno y como le gustan mucho las flores encargamos algo muy especial en una firma de Especialistas centros de flores en Vigo que hace un muy buen trabajo. 

Creo que yo he heredado esas aficiones, también me gustan mucho las flores, es uno de mis principales pasatiempos, y tampoco me gustan las sorpresas ni los regalos demasiado rebuscados: una cena en un restaurante, un viaje, cosas así. Así que intenté ponerme en su cabeza para intentar elaborar un plan para llevar a nuestra madre al restaurante intentando que se olvidara que era su cumpleaños. Así es que se me ocurrió fingir que le tenía que enseñar una casa. Ella sabía que estaba buscando casa y que antes de tomar una decisión me gustaría que la viera. La monté en el coche y la acerqué a donde estaba el restaurante.

Luego, cerca ya el local, fingí que tenía que ir al baño y que si tomábamos un café y entramos en el restaurante. Aunque era todo un poco ‘raro’ no se percató del ‘engaño’, o eso creía. Y cuando entró en el restaurante… ¡sorpresa! Allí estábamos todos y el regalo elaborado por los Especialistas centros de flores en Vigo que se quedó un rato disfrutando. Después ya, más tranquilos, se acercó y me dijo al oído: cariño, cuando cumpla 90, intenta otra cosa que lo de la casa… Y menudas risas que pasamos.